Los huracanes que azotan costas oceánicas no pueden darse de igual manera en el Mediterráneo. La formación de unos y de otros presentan diferencias. En ambos casos se crea o se acrecienta sobre las aguas del océano o del mar, si bien la extensión y la orografía de la tierra circundante influyen en su evolución.
Las altas temperaturas del mar y la humedad que se evapora de su superficie alimenta a los ciclones. Sin embargo, el área que recorre el ciclón en el Mediterráneo es mucho menor, por lo que no tiene posibilidad de reforzarse hasta los niveles que lo hacen los oceánicos. Así que un medicane no llega a alcanzar la intensidad que tiene un huracán.
Tampoco su formación tiene el mismo proceso. Ambos se forman como un ciclón, pero con diferentes intensidades de viento. Mientras que la forma de los medicanes se forma con rachas que superan los 45 km/h, los huracanes necesitan vientos mucho más fuertes.
Los vientos máximos también presentan diferencias. Los vientos alcanzan un máximo de 150 km/h en los medicane, mientras que los huracanes pueden llegar a los 250 km/h, como ocurre con los de categoría cinco.